CHARO BECERRA-JAUSLIN

Charo Becerra-Jauslin es una mujer excepcional. Arequipeña, creció en la segunda ciudad más grande del país, rodeada de sus dos hermanos y sus padres. Desde muy joven, Charo se destacó por su energía y pasión por el deporte. Jugaba regularmente fútbol con sus hermanos, pero su verdadera pasión surgió el día en que descubrió el baloncesto. A los 10 años, comenzó a practicar este deporte en el Club Internacional,que en ese entonces no contaba con un equipo de baloncesto femenino.
Un día, el entrenador del equipo masculino del club se fijó en ella. Impresionado por su determinación de entrenar horas y horas, decidió dejar el equipo de varones y crear un equipo femenino de baloncesto, abriéndole un nuevo camino a Charo. La iniciativa resultó todo un éxito: ese equipo llegó a competir a nivel regional en el Perú. Charo se dedicó por completo a este deporte, que se volvió una parte esencial de su vida. Su motivación fue tan grande que la llevó a su colegio. Junto con su profesor de educación física y sus amigas, instalaron la primera cancha de baloncesto del colegio y fundaron su primer equipo femenino.
El baloncesto tuvo un impacto profundo en Charo, moldeando su carácter y su camino. Sin embargo, cuando las lesiones le impidieron continuar jugando, encontró una nueva pasión: el teatro. Se unió a un grupo teatral en Arequipa y utilizó esta disciplina como un medio de expresión, una forma de superar su timidez natural. Al interpretar diferentes personajes, Charo encontró el valor para afirmarse, expresar sus emociones y superar obstáculos personales.
El coraje y la resiliencia de Charo fueron inspirados en gran parte por su madre, una figura central en su vida. Su relación, aunque cercana, estuvo marcada por pruebas difíciles. A los 17 años, Charo y su familia sufrieron un grave accidente automovilístico que dejó a su madre paralizada de los cuatro miembros a la edad de 45 años. Este evento transformó la vida de la familia, y Charo, aún adolescente, asumió rápidamente la responsabilidad de cuidar a su madre con el amor y la dedicación que solo una hija puede ofrecer.
A pesar de las dificultades, su madre demostró una fortaleza increíble, viviendo con dignidad y coraje. Charo la llama “la princesa valiente”, quien vivió 30 años con su discapacidad con gracia. Este modelo de resiliencia marcó profundamente a Charo, quien pasó de ser una joven despreocupada a una adulta responsable de la noche a la mañana.
Llegó el momento de emigrar y construir una nueva vida, una decisión que cambiaría su destino. Invitada por un querido amigo de la infancia, conocido en la cancha de baloncesto, que vivía en Ginebra, Charo decidió mudarse a Suiza y establecerse allí. Tras estudiar en el Instituto Universitario de Estudios del Desarrollo,formó una familia y brindó una educación multicultural a sus dos hijos.
Finalmente, Charo retomó su pasión por el teatro, integrándose en varias compañías y participando en numerosas obras presentadas con éxito en Ginebra. Además, se involucró en el desarrollo de Radio Suiza Latina,donde cristalizó algunas de sus mayores cualidades: fomentar la integración cultural, promover el bienestar de quienes la rodean y resaltar siempre lo mejor en cada persona.