MARÍA JESUS FUEYO

María Jesús Fueyo es una enfermera valiente de Arequipa, Perú, que emprendió un viaje transformador.
Con tan solo 20 años, con el corazón lleno de coraje y sueños, tomó la trascendental decisión de dejar su Arequipa natal, emprendiendo un viaje que cambiaría su vida para siempre.
En los años 1970 se mudó a Madrid, en España, impulsada por el sueño de ser enfermera. Esta decisión marcó el inicio de su viaje migratorio, un viaje lleno de esperanza y determinación. Salir del país siempre tiene un motivo, y en su caso fue tener una vida mejor. Una decisión alentada por su madre, una mujer que siempre creyó en buscar mejores oportunidades. Decir adiós fue desgarrador, especialmente al separarse de su madre. El apoyo de su madre se convirtió en la piedra angular a la hora de emprender este largo viaje. Aunque el español sea su lengua materna, le preocupaban profundamente los obstáculos burocráticos y el nivel de preparación académica requerido en la industria de la salud. A pesar de estos temores, se graduó en 1977 y encontró que los desafíos eran menos intimidantes de lo que había imaginado.
En los años 1980, se presentó otra oportunidad que la llevó a Suiza. A través del consulado suizo consiguió un contrato de trabajo y un “permit B” en Neuchâtel. Esta vez, el desafío fue aún mayor: tenía que aprender francés, del que no sabía ni una palabra. Fue un cambio significativo, pero ella lo aceptó con resiliencia. E incluso se formó en una nueva especialidad: la diálisis. Sabía que era aún más difícil porque estaba sola, pero su fortaleza era más profunda porque su empleo era un apoyo crucial para su familia en Perú. Esto le dio un sentido de propósito durante los tiempos difíciles.
En los años noventa, encontró al amor de su vida y formó una familia. Conciliar el trabajo y el hogar no fue fácil, sobre todo estando lejos de los suyos. Se apoyó en su fortaleza interior para enfrentar las dudas y responsabilidades de cada día. Una parte de ella siempre quiso volver a su ciudad natal, pero sabía que no podía, porque quedarse en Suiza era la oportunidad de su vida. Cada reto la ayudó a adaptarse y seguir adelante, mientras ella y su pareja se apoyaban mutuamente al criar a sus dos hijas, quienes hoy también tienen sus propias profesiones en Suiza.
Después de 30 años de dedicado servicio en el mismo hospital, se jubiló. Valoraba su trabajo y apreciaba a sus colegas. Sus palabras de reconocimiento y simpatía tocaron profundamente su corazón. Su experiencia en Suiza la hizo sentir verdaderamente valorada y respetada. Al reflexionar sobre su viaje, siente un profundo sentimiento de gratitud por las experiencias y oportunidades que han dado forma a su vida. Desde Perú hasta España y Suiza, cada paso trajo crecimiento, resiliencia y satisfacción, tejiendo el tapiz de una vida vivida con coraje, amor y determinación.